De Arrepentimientos y Crisis Académicas: el Comienzo de un Crush.

Seguro que os ha pasado alguna vez que estudias algo en el colegio, y mientras lo estudias estás enfurruñado porque piensas que “para qué quiero aprender estadísticas si yo voy a estudiar Medicina para ser cirujano”. Luego llegas a la carrera y VOILÁ sorpresa. Al final resulta que no sólo ibas a tener que estudiar estadística, sino que es muchísimo más importante de lo que jamás pensaste.

En una crisis académica similar me encuentro yo ahora.

Cuando estudiaba la carrera de Psicología me molestaban mucho algunas clases consideradas como “básicas” en la carrera. Me molestaban en el sentido de que no eran lo que yo quería hacer (después de todo me interesaba más la Psicología Clínica), y no le veía el sentido a explorar con tanto ahínco algunas cosas que estudié en la carrera. Cosas como Sociología, Pensamiento y Lenguaje, Atención y Percepción, Aprendizaje y Condicionamiento…

Sí, algunas de ellas la verdad es que cuando empecé a estudiarlas se hicieron evidente por qué se consideran básicas y por qué eran (y lo siguen siendo) relevantes en Psicología, en cualquier rama de Psicología que estudies. En otras, tengo que admitir, me he dado cuenta tarde.

Recuerdo mis clases de Pensamiento y Lenguaje con amargura, pues eran extremadamente abstractas y complejas, y requerían mucho más tiempo de estudio que yo prefería dedicar en aquel entonces a mi asignatura favorita, Neuropsicología. Ahora daría palmas si pudiera volver a revivir esas clases, volver a estudiar esos conceptos y a tener las discusiones y debates que teníamos en esas clases y que yo no supe apreciar en aquel entonces.
Creo que no tenía la madurez suficiente para reconocer lo importante que estas clases son; sólo seguía la corriente, en el sentido de que tenía que aprobar la clase para continuar con la carrera, así que lo estudiaba por aprobar, pero no realmente porque era algo que me apasionaba o interesaba.

Hasta ahora.

Ahora la verdad es que no sólo soy capaz de reconocer el valor que esas clases tienen, sino que daría lo que fuera por tener la oportunidad de asistir a algunas clases aquí en USA sobre estos conceptos y poder debatirlos desde un punto de vista intelectual, no ya puramente por la necesidad de aprobar. O al menos por tener en mi casa mis libros de estudio de la carrera.


Tengo un crush con la atención.

En estas últimas semanas me ha dado por estudiar de una forma un poco más concienzuda el concepto de “atención”. Qué es, su historia, de qué está compuesto, cuáles son los modelos que han existido y que existen de la atención, cuáles son los elementos biológicos de la atención, cuáles son los distintos debates científicos actuales en relación con la atención, etc.

Vamos, todo aquello que ya di en su tiempo hace … ¿10 años? (cómo pasa el tiempo) en mis clases de Atención y Percepción. Solo que esta vez de verdad me interesa el tema.

Y es que no he sido capaz de quitármelo de la cabeza desde que comencé a plantearme muchas cosas de mi propio comportamiento y de mi capacidad de concentrarme. Más aún desde que comencé a leer algunos libros interesantes como por ejemplo los libros de Cal Newport de Digital Minimalism, o el de Deep Work, o el libro de Mihaly Csikszentmihalyi de Flow: The Psychology of Optimal Experience. Cuanto más leía estos libros, más tenía pensamientos de “¡Eh! Estos conceptos me suenan”, “Yo he dado esto en clases” y “Oye pues esto es interesante, no sabía que…”.

Leyendo estos libros me he ido dando cuenta que esta información o bien ya la tenía de antes o bien tenía acceso a ella, pero nunca me interesó lo suficiente como para darle siquiera un pensamiento más de lo necesario, y ahora que ya me interesa… lo tengo más complicado.

Ahora me encuentro más y más captivada con el concepto de atención y de todo lo que la rodea. ¿Por qué la atención es como es? ¿Cuáles son las bases neurológicas? ¿Cómo funciona? ¿Cuáles son los descubrimientos o teorías más recientes sobre la atención? ¿Cómo y por qué surgió el concepto de economía de la atención? ¿Cómo se ha desarrollado la atención con los años, podemos hablar de cambios evolutivos? ¿Cómo se puede medir nuestra atención?

Estas y muchas otras preguntas me surgen en relación con el concepto de atención. Y seguro que cuanto más estudie y mire, más preguntas me van a surgir.

Es por esto por lo que cuanto más leía sobre la atención, más se me venía a la cabeza la analogía de que el concepto de atención es como un puzle gigantesco, con miles de piezas, encajadas unas con otras. A veces estas piezas encajan bien, otras veces andan un poco más apretadas. Y para añadir insulto, es un puzle que está incompleto.


Abriendo la caja del Puzle de Atención: ¿qué sale de ella?

Cuanto más pensaba sobre la atención como un puzle gigantesco, más me daba cuenta que para intentar entender y responder a algunas de las preguntas que me estaban surgiendo, no era suficiente con buscar información sobre una “pieza” específica. Al igual que cuando haces un puzle sin guía, no sabes realmente qué estás haciendo hasta que no tienes un grupo de piezas juntas; me pasa igual cuando intento responder a algunas de las preguntas que me hacía.

Por ejemplo, si quiero saber los últimos descubrimientos sobre la atención, primero tengo que entender el paradigma actual de la atención, en qué se basa este paradigma, las posibles relaciones con otras disciplinas y las principales teorías e hipótesis de la atención.

No resulta fácil que cuando uno “tira del hilo” se encuentra con una red enmarañada detrás.

Después de mucho pensar sobre ello, y cuando digo mucho quiero decir, de verdad que lo estuve pensando durante varios días, decidí que el mejor modo de aproximarme a esto es ir poquito a poco. Estudiar pieza por pieza, mirar con detenimiento la forma particular de cada pieza, entender exactamente dónde encaja y por qué, y luego hacer un doble repaso de las piezas juntas para entender si realmente encajan.
Cosa graciosa que después de varios días decidiendo cómo empezar, tardé otros días más en organizarme para empezar a empezar

La palabra “empezar” ha perdido un poco de significado.

Usando la analogía del puzle: abrí la caja del puzle y me sorprendí cuando vi la cantidad de piezas. Luego agarré la caja y lo tiré todo encima de la mesa, y me di cuenta que para completar el puzle no se comienza “agarrando piezas para ponerlas juntas al tuntún”, sino que requiere estrategia. Así que tuve que pensar en mi estrategia. Y después me puse a agarrar piezas similares y a agruparlas en montoncitos.

Ya tengo las piezas agrupadas, tengo una estrategia en mente para comenzar a trabajar en el puzle y tengo una lupa en mano para mirar con detenimiento cada pieza. Sólo me queda decidir ahora… ¿por dónde empiezo?

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